La artritis reumatoidea (AR) es una enfermedad reumática crónica de etiología desconocida caracterizada por infamación poliarticular y simétrica de pequeñas y grandes articulaciones, con posible compromiso sistémico. Afecta del 0.2 al 2% de la población caucásica, principalmente al grupo etario con mayor capacidad laboral o productiva dentro de la sociedad.
El concepto sobre el pronóstico y el tratamiento de la AR ha cambiado notablemente en las dos últimas décadas. La AR es una enfermedad que se diagnostica por un conjunto de criterios clínicos y no existe un marcador específco como en otras enfermedades crónicas tales como diabetes mellitus, hepatitis, etc.
Estos criterios, sin embargo, son de clasifcación y no de diagnóstico, y nos permiten diferenciar la AR de otras enfermedades reumáticas como la osteoartritis (OA), las espondiloartropatías seronegativas (EASN) u otras enfermedades del tejido conectivo (ETC), pero no son útiles para diferenciar la AR de las poliartritis autolimitadas, como por ejemplo las de origen viral
. Por lo tanto, la población de pacientes que cumplen criterios clínicos de AR suele ser sumamente heterogénea y se necesitarían otros marcadores para poder diferenciar estos grupos.
. Por lo tanto, la población de pacientes que cumplen criterios clínicos de AR suele ser sumamente heterogénea y se necesitarían otros marcadores para poder diferenciar estos grupos.
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